Viviendas lo más pasivas posibles y homogéneas

Entrevista a los miembros de Lacol.SCCL + La Boqueria. SCCL, ganadores del tercer premio del premio Mapei 2022 por el proyecto “La Balma, vivienda cooperativa”.
26 de abril de 2023
Fotos de los miembros de Lacol.SCCL (arriba) y La Boqueria. SCCL (abajo)

La creación de viviendas en régimen cooperativo está en alza, ¿qué valor tiene para vosotros haber aunado en un mismo proyecto, el premio a la mejor edificación de obra nueva de los premios AVS 2022 (Asociación Española de Gestores Públicos de Vivienda y Suelo) y el Premio Mapei a la arquitectura sostenible 2022?.

La vivienda cooperativa está en alza por ser una alternativa a un mercado inmobiliario agresivo e injusto que deja mucha gente sin posibilidades. El mercado ahoga a la mayoría de la gente con hipotecas, alquileres abusivos, estrés, desplazamiento forzado a las periferias, etc.

El modelo cooperativo sale como la antítesis a todo esto. Promotores sin ánimo de lucro que trabajan para ofrecer vivienda a las socias de las cooperativas, y socias que sueñan con unas viviendas que transformen sus estilos de vida y sus barrios. Desde esa demanda, creemos que la arquitectura debe ser radical y aportar su capacidad transformadora desde la técnica, el diseño y la participación.

Que un mismo edificio reciba un premio para el promotor y un premio a la arquitectura, es el reconocimiento al buen trabajo en equipo y la muestra que los objetivos comunes se han alcanzado. La vivienda es cooperativa, como cooperativo es el propio proceso de diseño y construcción. Una buena simbiosis para seguir construyendo esta alternativa.

Gran parte del los proyectos de los dos estudios participantes en el proyecto, tienen en común el interés y la búsqueda de respuestas para crear nuevos modelos de vivienda social, de naturaleza cooperativa y sostenible. ¿Estamos ante un nuevo paradigma edificatorio?.

No creo que podamos hablar de nuevo paradigma. Mal me pese, el volumen de profesionales que trabaja desde una mirada cooperativa, sostenible y ética es aún bajo dentro del sector. Es cierto que es un momento de cambio en el conjunto de la sociedad, donde la crisis climática obliga a reflexionar sobre el futuro. La arquitectura y la construcción deben cambiar para minimizar los impactos, y remarco minimizar por qué “construyendo” no vamos a combatir el calentamiento global. 

A nosotros nos gusta pensar que nuestra arquitectura ayuda a las personas usuarias a cambiar también sus estilos de vida y eso, a la larga, si es transformador! Conseguir un día a día más amable, dotar de infraestructura para facilitar la cooperación entre vecinos (dentro y fuera del edificio), optimizar recursos energéticos y económicos… Con cambios de fondo en el estilo de vida de nuestra sociedad si se puede combatir el calentamiento global. Nuestra arquitectura, al menos, debe potenciar todo esto.

Según el jurado de los premios Mapei “El modelo construido propuesto, acompaña al modelo de vida que va a albergar. La flexibilidad de las plantas facilita su adaptación a distintas necesidades cambiantes con el tiempo. Se defienden muy bien las soluciones de los espacios propuestos frente a la superficie disponible. Se valora positivamente la resolución constructiva y el cuidado en las soluciones de los detalles”. ¿Fue fácil resolver la compatibilidad del programa con las exigencias en materia de calidad, normativa, ecoeficiencia y calidad arquitectónica?

La dificultad de la Balma fue en realidad el vector económico. Construir un edificio con un programa de vivienda cooperativa (que dista de la vivienda convencional) y con unos estándares de funcionamiento climático muy ambiciosos, por un coste muy ajustado, en un momento donde los costes de la construcción empezaban a subir y con una pandemia mundial justo al empezar la obra.

Antes de La Balma, el equipo de Lacol diseñamos la cooperativa de viviendas de La Borda. En esta primera experiencia investigamos muchísimo en flexibilidad tipológica, programa funcional de la vivienda cooperativa, funcionamiento pasivo del edificio entendido como un conjunto, instalaciones centralizadas, proceso participativo con el grupo de habitantes… En el proyecto de la Borda hicimos un grandísimo esfuerzo e inversión que condiciona claramente esta segunda experiencia. Esta vez, junto a los compañeros de Laboqueria, trabajamos para consolidar y mejorar el proceso y sobre todo adaptarnos a un nuevo grupo de habitantes y promotor. 

-¿Cuáles son los proyectos más destacables en los que estáis trabajando ambos estudios?.

Desde Lacol seguimos trabajando para una transición ecosocial de nuestra sociedad. Seguir centrados en proyectos de escala comunitaria como cooperativas de vivienda (arquitectura y políticas de vivienda), comunidades energéticas y rehabilitación energética a escala de equipamientos o barrios, son los objetivos para éste 2023.

En el caso de laboqueria ahora mismo estamos desarrollando nuevos proyectos bajo los cánones ya comentados anteriormente, como un edificio de viviendas dotacionales para jóvenes en Cabrils o un equipamiento para entidades sociales en Argentona. Además, participamos activamente de Territori de Vincles, una iniciativa sin ánimo de lucro para hacer frente a los retos del mundo rural desde un contexto específico de la Vall del Corb. En este sentido, estamos realizando acciones a favor del repoblamiento rural, adaptación del cambio climático y la creación de nuevas oportunidades de vida, entendidas de manera amplia: vivienda, trabajo, comunidad y paisaje.

 

Premio Mapei Arquitectura Sostenible Lacol.SCCL La Boqueria. SCCL

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